Es una de las actrices más versátiles y aclamadas del cine español. Tras interpretar en La piel que habito a uno de los personajes más fascinantes de Almodóvar, dar vida a distintas mujeres del universo Médem o trabajar en el extranjero con Fred Cavayé o Ruba Nadda, Elena Anaya viajó a Argentina para rodar el tercer largo de Victoria Galardi.
En Pensé que iba a haber fiesta, como se titula la cinta, ella es Ana, una actriz que, en un encuentro casual e inesperado, se enamora de Ricki, el ex-marido de su mejor amiga. A partir de esta sencilla historia, la película presenta un relato intimista sobre las relaciones humanas donde el drama y la comedia ácida desdibujan sus fronteras. En Madrid, nos reunimos con la intérprete palentina para hablar sobre este proyecto.
– Cuando Victoria Galardi te propuso trabajar con ella, aceptaste sin dudarlo y antes de leer el guión. ¿Qué aspectos destacarías de su obra?
– Vicki tiene una habilidad especial para introducir al público en la historia. Cuando los espectadores vean esta película, sentirán que espían a través de una mirilla todo lo que sucede entre las dos amigas protagonistas. Su trabajo es muy interesante.
– Victoria también escribe sobre una clase social caracterizada por las falsas apariencias…
– Sí. Habla de personas que, pese a tenerlo todo –salud, trabajo, dinero…–, se sienten vacías y angustiadas. Es curioso como, a veces, la falta de problemas reales es un problema en sí mismo.
– Interpretas a una actriz española. ¿Ha sido fácil preparar este papel?
– En ocasiones, los personajes más complicados son los que parecen próximos a uno mismo. En estos casos, es importante establecer una línea de separación. Ana no ha sido el personaje más difícil que he realizado, pero tampoco el más sencillo.
– Además de la profesión, ¿tenéis algún otro aspecto en común?
– Creo que no. Su trayectoria es distinta a la mía, al igual que su manera de relacionarse con los demás. Yo soy mucho más apegada a mi familia y amigos.
– Es la primera vez que grabas en Argentina, ¿cómo ha sido la experiencia del rodaje?
– Enriquecedora en todos los sentidos. El ambiente de trabajo fue muy bueno y los miembros del equipo establecimos lazos de amistad que, aunque suene a cliché, durarán para siempre. Con este filme, también cumplí el sueño de trabajar con Valeria Bertuccelli y Fernán Mirás, dos actores a los que admiro enormemente.
– Para 2014 tienes previstos varios proyectos. ¿Qué nos puedes adelantar de estos?
– Justo en diciembre estuve en Glasgow grabando Swung, la ópera prima de Colin Kennedy. En abril rodaré Rosa, de Ray Lawrence y por esas fechas se estrenará Todos están muertos, de Beatriz Sanchís. Estoy muy feliz de poder dedicarme a lo que más me gusta; que es hacer cine y actuar.
Texto: Pablo Noguera
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