La clara tendencia por la sociedad actual como demandante en técnicas variantes de masaje para una salud física y mental, ha derivado en la búsqueda insaciable por parte de terapeutas y especialistas de la salud, en la práctica de técnicas de masaje para su incorporación y combinación en sus tratamientos habituales.
Pero lejos de crear nuevos métodos, lo que se ha hecho es escarbar y profundizar en el legado de nuestros ancestros de distintas zonas del planeta, legados con gran sabiduría heredada por las distintas sociedades hasta aterrizar en ésta, la nuestra, la actual.
La historia de la fisioterapia cuenta como en diferentes civilizaciones ya se utilizaban métodos y técnicas naturales y de movimiento corporal, masajes y ejercicios para combatir enfermedades, aunque no se entendía el masaje con la misma y plena visión actual, ya en el antiguo Egipto, se realizaban tratamientos a base de fricciones con las manos sobre los cuerpos de los heridos de la guerra para aliviar el dolor; así pues, fue en gran medida la responsable de extender esta práctica de tratamientos terapéuticos en las culturas griega, romana y persa.
El masaje terapéutico y estético eran de los procedimientos más utilizados, cuyas manipulaciones se basaban en fricciones tonificantes con aceites y ungüentos para embellecer la piel, aunque también en documentos rescatados se observa el tratamiento de los miembros anquilosados inscritos en papiros y en las escenas de la tumbas.
Los que predicaban los sistemas de curación eran los sacerdotes egipcios, quienes consideraban como unidad al alma, el espíritu y el cuerpo. Las sacerdotisas participaban de ceremonias y rituales en santuarios para llevar a cabo sanaciones.
El masaje egipcio divide al cuerpo en 3 zonas, en forma de pirámide. Así por un lado lo forman el primero los pies, las piernas y la cadera, en segundo lugar está el triángulo conformado por la cintura, la espalda y los hombros y por último el tercero formado por el cuello y la cabeza.
El método trata el espíritu por medio del masaje neuromuscular, en ello radica la diferencia con otros masajes, porque provoca impulsos debido a la manipulación que ejerce sobre el sistema nervioso central, siendo muy eficaz para los trastornos que se pueden producir en él.
El tratamiento persigue el objetivo de re-equilibrar los dos hemisferios cerebrales, se lo considera de gran efectividad, fue pasando por diferentes civilizaciones como las sacerdotisas Hemet Netjer de Rango Superior, luego por los Sinu, sanadores profanos, y en último lugar por los Beduinos del desierto.
En la antigüedad era todo un ritual ya que el terapeuta a medida que realiza los masajes, repetía en voz baja palabras sagradas de la antigüedad, las cuales junto con la terapia tendrían el poder de renovar las células, a esto se lo combina con música egipcia y aceites puros de Egipto, los cuales son distintos dependiendo las necesidades y la zona del cuerpo a tratar.
Cada sesión puede durar entre 30 y 40 minutos por triángulo llegando hasta 2 horas cuando es completo integral.
Texto: Sandra Sánchez, profesora de Ritual’s Masaje Egipcio y Atlante en Vipassana
www.vipassana.es