Viva Madrid comienza el sábado en los Teatros del Canal. Un espectáculo que reúne fragmentos de las mejores zarzuelas: La verbena de la Paloma, La Gran Vía, El barberillo de Lavapiés o Doña Mariquita de mi corazón entre muchas otras.
Marisa Martins en sólo unas horas estrena espectáculo pero dice no estar nerviosa. Volverá en abril a la Fundación Juan March con El universo musical de la Generación del 14.
-Explícanos brevemente qué van a encontrar los espectadores de Viva Madrid en los Teatros del Canal.
-Van a ver un espectáculo de calidad, cuidado al detalle tanto a nivel musical como escénico, muy visual y ameno. El ballet, el coro, mis compañeros solistas y la orquesta son fantásticos. Es un show redondo.
-¿Cómo crees que podría acercarse la zarzuela a un público más joven?
– ¡Justamente con un espectáculo como éste! Puesto que no es una zarzuela al uso, sino que se han tomado fragmentos de las canciones más populares. Lo recomiendo a un público que no es asiduo a este género porque verán lo mejor de lo mejor y de manera muy amena.
-Sabemos que has estrenado lieder de compositores españoles. ¿Qué les diferencia del resto?
-Soy argentina pero hace 20 años que vivo en Barcelona. Desde el primer momento me sumergí en la cultura catalana y eso me llevó a estrenar obras de compositores españoles y catalanes. En esta música encuentro la intimidad con el público. Tienes el reto de captar la atención durante hora y media, de principio a fin y sin intermediarios. No podría vivir haciendo solamente óperas y zarzuelas sin interpretar lieder -canciones de cámara-.
-El sentimiento al escuchar una ópera, opereta, zarzuela… es especial pero, ¿puedes describir tus sentimientos sobre el escenario?
-Te sumerges en un mundo en el que estás 50% consciente pero el otro 50% ya no eres tú. Es como estar soñando. Yo he llegado a cortarme en el escenario y no sentirlo. Estaba en un estado de concentración tal, que todo pasaba pero de lejos.
-¿Cómo comenzaste en este mundo?
–De pequeña me gustaba cantar e intervenía en el coro de la escuela. La maestra ya intuyó algo en mi, así que me daba clases particulares de canto. Además yo estudiaba piano pero, para mí eran hobbies. A los 17-18 años empecé a estudiar con un tenor del teatro Colón. En ese momento me di cuenta de que disfrutaba mucho cantando y que podría vivir de ello.
-¿Qué piezas y compositores son tus favoritos?
-Le tengo especial cariño a las obras francesas y españolas. Dentro del lied, me gusta la música francesa y española. En lo francés, Debussy, Ravel… Y de la española Monsalvatge y Mompou han sido mis pilares de construcción pero también Granados, Falla y la música latinoamericana. En cuanto a ópera, lo que más he trabajado han sido obras de Mozart, Rossini y Monteverdi, por quien siento especial predilección.
-¿Qué obra no has podido interpretar y te encantaría?
–La Cenerentola o Rosina, dentro de El Barbero de Sevilla, uno de los papeles que todas las cantantes queremos hacer. Ambas obras de Rossini.
– ¿Cómo compaginas tu trabajo con la maternidad?
–No es fácil pero merece la pena. Son mis dos grandes amores. Desde que nació mi hija tardo más tiempo en preparar los papeles porque tengo la cabeza dividida, viajaba conmigo a todas las producciones. Ahora ya tiene 3 años, va a la escuela y nos vemos los fines de semana si estoy fuera. Con esfuerzo, se puede compaginar todo.
-Dices que estar en el escenario es como hacer una pasarela, ¿por qué?
–Parte de lo que es un espectáculo de ópera es lucir el vestuario, hay que sacarle partido, hacerlo tuyo. El juego de vestuario me interesa mucho. Si llevo una capa quiero moverla, lucirla… Aprovechar ese elemento.
-Cuéntanos una anécdota sobre los escenarios.
–Una vez, antes de un concierto con orquesta, quedaban 40 minutos para empezar. Saqué mi vestido y tenía una arruga justo en el centro, delante. Me puse a plancharlo con la mala suerte de que se quemó el vestido. Menos mal que fue en Barcelona y estaba cerca de mi casa. Me llevaron allí, pude coger otro y salí al escenario sin calentar la voz, pero, afortunadamente, todo salió bien.
-¿Conocías Madrid? ¿Qué es lo que más te gusta de la ciudad?
–Había cantado varias veces en el Teatro Real y en el Teatro de la Zarzuela. Cuando estoy trabajando voy del teatro al hotel y viceversa, pero de tantas ocasiones sí que he podido conocer la ciudad. En Barcelona está el modernismo pero aquí, en contraposición con aquello, me quedo con los monumentos señoriales.
Texto: Elena Rojo< Fotografía: Javier del Real
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