Pese a su corta edad se ha ganado la admiración y reconocimiento de los grandes. Su virtuosismo deja boquiabierto a quien le escucha. Descubrimos al ‘genio’ fuera de los escenarios.
Matteo Giuliani (Madrid, 1999) estudia segundo de la ESO y disfruta con las matemáticas y los videojuegos. Pero, además, sabe leer e interpretar miles de pentagramas con la delicadeza y destreza de un maestro. Empezó a tocar el piano a los ocho años y con trece es uno de los mejores y más reconocidos pianistas españoles.
– Tu padre toca el violonchelo. ¿Por qué elegiste el piano?
– Fue mi padre el que me aconsejó. Me dijo que el piano era el instrumento base de todos y por eso empecé. Ahora no podría dejarlo.
– ¿Qué es lo que más te gusta de él?
– Su sonoridad. Mis compositores favoritos son Beethoven y Liszt. Me encanta explorar cómo aprovecha cada uno las diferentes técnicas que ofrece el piano.
– ¿Y hay alguna partitura en concreto que te gustaría tocar?
– Por lo general, siempre la que más me gusta es la que estoy estudiando en ese momento, porque es una obra nueva por descubrir. Las obras las elegimos entre mi profesora, Ruzan Badalian,  del Conservatorio Profesional de Música Teresa Berganza de Madrid, y yo. Ahora estoy con el Estudio nº 4 Opus 10 de Chopin y la Rapsodia Española de Liszt.
– ¿Cuánto tiempo le dedicas al piano?
– Durante el curso una media de tres horas diarias, en verano algo más, y cuando tengo un concierto todo lo que puedo.
A tu temprana edad ya has dado más de una veintena de conciertos. ¿En qué escenario disfrutaste más?
En el Auditorio Nacional de Madrid. Es impresionante. Había ido muchas veces a ver conciertos y fue magnífico tener la oportunidad de tocar como solista. Nunca lo olvidaré.
– ¿No te impone tocar delante del público?
– Un poco, pero cuando empiezo a tocar se me quitan los nervios. Y cuando acabo, los aplausos reconfortan. Disfruto dando conciertos porque siento una emoción especial.
– ¿A quién admiras como pianista?
– Hay muchos, pero especialmente a Carmen Díez Martín, que fue catedrática en el Conservatorio Superior de Madrid. Ahora tiene 100 años y sigue tocando cada día. Me gusta mucho escucharla. Es impresionante y un gran ejemplo para mí. Admiro su energía, su fuerza de voluntad y su capacidad para comunicar.
– Has tenido la oportunidad de trabajar con los grandes virtuosos del piano, como Lang Lang. ¿Qué tal fue la experiencia en Berlín?
– Muy bien. Estar entre los tres españoles que ganaron el concurso internacional fue todo un honor. Y él, a pesar de ser tan importante, es una persona muy cercana. Allí, además, hice muchos amigos.
– En 2012 también recibiste el premio Pehlivanian…
– Fue un momento muy emocionante. Estoy muy agradecido al maestro por la oportunidad que me brindó, porque con solo escucharme tocar diez minutos ya fijó una fecha para que diera un concierto para piano y orquesta en el que tuve que interpretar la obra El emperador, de Beethoven. Fue un reto. No sabía si iba a poder estudiármelo en tan poco tiempo pero finalmente todo salió muy bien. He de agradecerle la confianza que depositó en mí.
– Imagino que tu profesora también será un gran apoyo para ti…
– Sí. Es muy exigente a la vez que generosa con el tiempo. Me permite elegir obras difíciles y eso me encanta, porque me gustan los retos. Agradezco el trabajo que está haciendo conmigo y el cariño que me dedica.
– ¿Y en qué ocupas tu tiempo libre?
– Los viernes entreno dos horas al fútbol y los sábados por la mañana tengo partidos. También me gusta jugar online a la Play Station 3 con mis amigos.
– De mayor te gustaría ser: ¿concertista, compositor, director de orquesta…?
– Por el momento me gustaría ser concertista porque para ser director se necesita mucha más experiencia y mucha más madurez de la que tengo. En cuanto a la composición, sí, puedo decir que quizá me gustaría pero tengo que tener más base. Ya se verá…