La piña se lleva. Y no solo en los estampados de la ropa veraniega. Su exotismo, sus propiedades únicas para el organismo y su gran versatilidad la han convertido en uno de los alimentos fetiche de ese público moderno y cosmopolita que huye del mainstream y las grandes franquicias, practica el ecologismo urbano, va en bici de piñón fijo, come rápido pero saludable y elige productos de cultivo orgánico con predilección por el mundo vegetal. Tanto es así que algunos de los locales más hipsters de la capital han diseñado para esta temporada originales propuestas culinarias en torno a la piña, eligiendo para ello a la más fresca del mercado: la piña etiqueta negra F.lli Orsero. 
Producida en Costa Rica y Colombia por el holding italiano GF Group, Orsero es la única marca de piñas capaz de garantizar la máxima calidad de sus piezas, gracias a una estructura vertical que permite a la empresa controlar todos los procesos de la cadena: desde la plantación en sus propios terrenos hasta el punto de venta, consiguiendo que lleguen en perfecto estado de maduración y frescura. El resultado, una fruta de jugosísima pulpa, excepcional dulzura y con sólo 40 calorías por cada 100 gramos, que marca ahora el ritmo y la tendencia en los barrios y establecimientos más de moda en Madrid.
ruta de la piña Orsero
El fast good, esto es, comer rápido pero a base de productos sanos, frescos y de calidad, es uno de los hábitos más comunes del moderno gourmet. Por eso Saporem (Ventura de la Vega, 5), un local decorado en madera con toques provenzales e industriales y ubicado en la zona de Huertas, ha sumado a sus ya famosas pizzas artesanas una versión Premium y muy refrescante de la clásica hawaiana a base de piña Orsero y pesto de cilantro. Hecha en horno de leña, con forma ovalada y de masa fina y crujiente es ideal para compartir en pareja en el mágico patio interior del establecimiento, donde por las noches hay música en directo.
Saporem
También en el barrio de Las Letras, y desde su privilegiada ubicación en el lobby del Hotel ME, el restaurante Ana La Santa (Plaza de Santa Ana, 14) practica el culto a la piña con propuestas como la presa ibérica cocinada al grill y marinada con chutney de piña Orsero. Un plato de éxito para disfrutar en los diferentes ambientes que recrea el espacio: el salón de casa con chimenea incluida, el comedor, la barra tras la cocina vista o un acogedor jardín donde sentirse como en la comodidad del hogar, mientras se divisa la vida que fluye en la Plaza de Santa Ana.
Ana la Santa
El exotismo de las cocinas foráneas y de fusión es también reclamo para ese público viajado y de vuelta, que compra en Fuencarral y alterna por Malasaña después del teatro en off. Así en 80 Grados (Manuela Malasaña, 10), un restaurante que toma su nombre de la técnica de cocción a baja temperatura que utiliza en todos los platos de su carta, han elaborado un sápido tartar de piña Orsero a la lima con crema de moscovado y helado de vainilla. La piña está cortada en brunoise y macerada al vacío durante toda la noche en un jarabe de anís estrellado que se cocina por debajo de esos 80º para preservar el sabor y los nutrientes de una piña excepcional, jugosa y rica en vitaminas A, B y C, aminoácidos, proteínas y minerales.
80 grados
Por que los hipsters no hacen el after work sino que meriendan, Toma Café (Palma, 49) se ha convertido en uno de sus destinos preferidos cuando cae la tarde. Se trata de un local de diseño vintage, con objetos recuperados, ladrillo visto y algún que otro guiño a la bici donde -como su nombre indica- la gente toma café en mesas comunales mientras alimenta su apetito cultural libro u iPad en mano. Su café es 100% natural, de la variedad arábica y tostado en el propio establecimiento y su repostería es totalmente artesana y elaborada únicamente con productos ecológicos. Así, su homenaje a la piña Orsero es una colección de dulces hechos en casa entre los que se incluyen un jugoso bizcocho de chocolate y flores de piña, una galette de piña y fresa y una tarta de piña y crema de almendra.  
Toma Cafe
Y cuando se va de copas, nada de gin tonics. Lo más de lo más son los cócteles caribeños, eso sí, elaborados siembre con zumos y siropes caseros de fruta natural. Por eso en Bon Vivant & Co (San Gregorio, 8), un multiespacio de estilo boho chic en el que funciona el concepto non stop desde el desayuno a la cena pasando por el brunch, su propuesta es una versión 100% home made de la Piña Colada. Lleva ron, zumo de lima natural, tres cucharadas de azúcar blanca y la pulpa recién extraída de piña Orsero, todo ello mezclado a golpe de batidora al momento de servirlo y presentado en la propia cáscara de la piña . En definitiva, un cóctel sabrosísimo apto para el buen vividor.
Bon Vivant