Bajo una nueva sociedad, aunque manteniendo el nombre de su predecesor, abre sus puertas Vintage 56. Un restaurante ubicado en pleno Paseo de la Castellana y con terraza en el mismo bulevar, llamado a convertirse en punto de encuentro para comer a mediodía, picar a cualquier hora o alternar por la noche en el mejor ambiente. La leyenda en su logo lo dice todo: “Fun eating & drinks”, ya que ha sido diseñado para nutrir a la agenda del madrileño inquieto de una nueva dirección en la que pasar un buen rato en torno a la mesa. Para ello cuenta con una decoración acogedora y actual, una cocina fresca en la que casi todo se puede compartir y una cuidada oferta de coctelería para disfrutar a ritmo de house y música chill out
La carta de Vintage 56 es una carta abierta al mundo que lleva el sello personal de su artífice, Michel Reynaud. De padre francés y madre mexicana, Michel trabajó en varios locales de su México natal antes de trasladarse a España para hacerse cargo del restaurante de México de la Expo de Zaragoza y, más tarde, a Madrid donde ha sido asesor de buenas taquerías como El Mestizo o La Lupita. En Vintage 56 ha ideado una carta eminentemente mediterránea aunque con guiños también a sus raíces franco-mexicanas. Así, en los entrantes pueden encontrase desde unos tomates confitados con anchoas del Cantábrico hasta unas quesadillas a la francesa (con queso azul y guacamole casero), unos mejillones al curry o una ensalada César sin pollo, “como se hacía en el César Palace de Tijuana” donde nació la receta original. Pasando, por supuesto, por solventes propuestas como las croquetas de temporada o el carpaccio de pez mantequilla, un hit de la casa.
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Entre los principales destacan la variedad de ceviches (el de gambas con mango, el campechano de pulpo y pescado del día o el de salmón marinado), el pulpo a la mexicana braseado y con pico de gallo, el Steak Tartar, unos imaginativos y ligeros tallarines de calabacín al pesto o la hamburguesa Rossini, junto a otros clásicos como el rodaballo Meunier o el pollo Kiev que aquí se rellena con salvia. También en Vintage 56 sobresalen especialmente los arroces y, entre ellos, el rojo con carabinero y el arroz meloso de pato y canela con crujiente de alcachofa. En definitiva, una carta con mucho movimiento que pronto se completará con dumplings y otras especialidades de corte asiático, según anuncia un chef que también ha vivido en Hong Kong.
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DONDE LA MÁXIMA ES DISFRUTAR
Desde la carta hasta la decoración, Vintage 56 es una clara invitación a la distensión en compañía. Estéticamente ofrece una atmósfera acogedora, desenfadada y alegre en la que se combinan con estilo los must en el diseño de espacios modernos: mesa bajas desnudas, una mesa alta corrida frente a la barra y una acertada combinación de sillas dispares, maderas naturales, coloridas telas muebles recuperados y reciclados y lámparas de inspiración vintage. Para completar la experiencia cuenta con una cuidada oferta de cócteles clásicos y modernos, una cabina de DJ con sesiones todas las noches de jueves a sábado y una carta de picoteo disponible en horario non stop en la que se incluyen básicos como ensaladilla Rusa, tostas, anchoas de Santoña, croquetas de puchero, totopos artesanos con guacamole o una tabla de quesos seleccionados por Poncelet.
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